4 Formas de Establecer los Hábitos Alimenticios en el Infante


1. Para que el niño se alimente con gusto, hay que cuidar de que forme un recuerdo agradable de sus comidas desde que nace.
Hasta los lactantes suelen no comer cuando los miran porque se incomodan; menos aún los niños mayorcitos si los familiares los rodean y los apuran. Al niño debe tratársele con el mismo respeto que al adulto.
2. Hay que acostumbrar al lactante a los cuatro sabores fundamentales: dulce, salado, amargo y ácido. En la punta de la lengua se encuentran las papilas que perciben lo dulce y lo salado. En los bordes de la lengua, las papilas que perciben lo ácido y en la base, o sea al fondo, las que perciben lo amargo. Hay sabores que se combinan muy bien como el dulce y el ácido. La leche materna contiene la lactosa que es dulce. Con el jugo de naranja, el niño aprende a gustar lo ácido desde la segunda semana. Con el caldo o sopita toma la sal.
Debe aprender también la consistencia de los alimentos, para eso, cuando ya tiene dos dientes, es conveniente darle una tostada para que aprenda a masticar.
3. Si el niño desea comer solo, no hay que impedírselo aunque derrame los alimentos. El siente placer en manejar su cuchara y debe permitírsele que ensaye con el puré, pues con la sopa es más difícil. Sus utensilios deben ser cómodos: plato hondo, cuchara de mango recto. Las represiones lo inhiben y lo demoran más para aprender.
4. Tan pronto se pueda, hay que dejar al niño solo frente a su plato; sí tiene hambre comerá. Por supuesto las comidas deben ser atractivas y variadas. Siendo así, si no come es por llamar la atención. Muchos niños cuyos padres no los atienden usan este sistema para conseguir atención y mimo.

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