¿Por qué no Obedecen los Niños?




Hay casos en que los niños no obedecen. Aún el niño más cooperador tiene días en los que su actitud es negativa; ha de aprender a vivir, es decir a convivir con adultos y menores. Y aprender a vivir en sociedad no es fácil: hay que acostumbrarse a ceder, a ir desposeyéndose del egoísmo innato, respetar los derechos ajenos, tomar turnos, soportar compañeros caprichosos, etc., y tal aprendizaje no es tarea sencilla, por eso, días de tensión y cansancio acompañarán a otros de la más perfecta cooperación.

Otras veces, el niño está desobediente e irritable porque tiene hambre, sueño o está cansado. En lugar de castigo, debe suministrársele alimento y descanso.

Otro punto que es muy necesario tener en cuenta con respecto a la obediencia de los niños, es que no debemos tener demasiada prisa por tranquilizarlos. Nos referimos a aquel apuro que hace a las madres mentir, ofrecer regalos, etc., para que los chicos obedezcan. 

Aquellas personas que así actúan sólo están pensando en salir del paso en ese momento, sin reflexionar que la obra de la educación toma tiempo y es preferible que sea lenta pero segura, ya que se trata de hábitos para toda una vida. 

Un ejemplo aclarará el punto: si la madre le engaña “que sólo se está probando un vestido pero que no va a salir”, la tranquilidad así conseguida es artificial y de ningún valor para la educación del niño. Sería preferible verlo llorar un poco pero que se acostumbre a ver que su madre tiene que salir en ciertos momentos y ha de quedarse tranquilo en compañía de la persona designada para cuidarlo. Tomará algún tiempo para que el niño comprenda esto, pero a la larga trae mejores resultados que pasársela escapándose del niño para salir a la calle.

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