El comprar un chupete para el bebé que viene a
formar parte de nuestro hogar, es una decisión que toman los padres por los más
diversos motivos.
En primera instancia, está el hecho de que se
supone que este elemento consigue algo de calma para el pequeño cuando se
encuentra alterado.
Además, sus diseños son cada vez más
divertidos y tiernos, así que muchas veces no podemos evitar caer en la
tentación de llevarnos uno a casa.
Pero lo cierto es que el uso de chupetes tiene
un gran número de personas que están tanto a favor como en contra.
Este sencillo elemento, conocido por muchos
como pacificador o entretenedor, logra por momentos ser un aliado pero, casi
siempre y sobre todo a largo plazo termina siendo todo un dolor de cabeza para
los padres.
Cuando los bebés usan chupete, se exponen a
una serie de síntomas que si bien no son originadas por este elemento, si son
acentuadas por él.
Los más chiquitines pueden, por ejemplo,
correr el riesgo de aspirar su propio vómito y, si se trata de cólicos, es
mejor guardarlo puesto que favorece que el pequeño trague mucho más gas.
Adicionalmente nos encontramos con toda una
serie de motivos que no dejan en muy buena opinión al chupete.
Entre estos, tenemos su actuación cuando se
inicia la salida de la dentición.
Esto sin contar con los límites que este genera
para que el proceso del habla ocurra más fluidamente.
También existen casos de mordida
cruzada, que posteriormente generan la necesidad de consulta con un profesional
de la ortodoncia.
No obstante, también tiene muchas ventajas,
entre las que se encuentra el tranquilizar a nuestro bebé para que deje de
llorar e, incluso, algunos estudios sugieren que reduce el riego sufrir el
conocido como síndrome de muerte súbita del lactante.
Después de lo anterior, lo más seguro es que sopeses
mucho más su compra y que valores sus ventajas y desventajas ya que no es una
elección baladí.
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